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En hebreo significa, "Dios con nosotros". Es la referencia simbólica que el Profeta Isaías atribuye al Mesías que ha de venir a salvar al Pueblo.
Directamente lo expresa en un término en el que alude a que "Dios estará en breve con nosotros". Inmediatamente se refería al Reino de Judá, acorralado por un pacto entre Siria con Israel en su contra. (Is. 7. 14. y 8.8). Y se ofrece como palabra profética dicha al joven rey Acaz que se siente amenazado y no quiere pedir una señal para no tentar a Dios. Isaías se la da aludiendo "al hijo de una vírgen (alma en hebreo y parthenos en griego) o doncella que va a ser alimentado con leche y miel". Se propone como gesto certero. Antes de que el niño llegue al uso de razón Israel destruido y Judá salvado. Se presenta la ayuda de Dios como segura salvadora.
La Iglesia siempre entendió este pasaje de Isaías en un sentido mesiánico. En ese contexto, hay que hacer la exégesis del nacimiento de Jesús (Mt. 1.22 y ss) y situar las otras profecías vinculadas a la venida del Mesías (Miq. 5. 1-5).
Los educadores de la fe cristiana no pueden prescindir de esta referencia profética, al margen de cualquier teoría exegética.
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