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Actitud filosófica, más que sistema, de tender a dar primacía a lo práctico sobre lo especulativo en la reflexión filosófica. El empirismo resalta la naturaleza, la experiencia y la vida, sobre otros aspectos racionales en los planteamiento científicos, antropólogos o filosóficos.
Se opone al racionalismo y valora la experiencia vital como primera fuente del conocimiento. Por eso infravalora la reflexión y la lógica deductiva.
Juan Locke y David Hume fueron los principales promotores de esta actitud, como reacción contra el racionalismo matemático de Descartes. Otras corrientes se hacen "idealistas" (sólo experiencia interior) como la de Jorge Berkely y algunas se hacen pesimistas como la de negativas como la de Tomás Hobbes.
Así como el racionalismo de Descartes resultó peligroso para la aceptación de los valores del espíritu, al reducir todo conocimiento a los resultados de la razón y rechazar la revelación y lo espiritual como conocimiento humano, también el empirismo pone en peligro lo espiritual al exagerar el valor de los sentidos para la construcción de los conocimientos y negar la asequibilidad de lo espiritual. Ambos consideran la fe como ajena al terreno de la filosofía, pues la relegan a creencia interior y subjetiva.
El empirismo luego se desarrolló en positivismo y neopositivismo, en utiltarismo y pragmatismo, en sociologismo y hasta en materialismo, en laicismo y secularismo. No debemos olvidar que es una de las fibras básicas del tejido intelectual que subyace en el campo científico, en el filosófico y en el sociológico.
El educador, al menos cuando se desenvuelve con educandos adultos y jóvenes, debe cultivar el terreno de los principios y no sólo el de los hechos. Debe presentar a los educados la realidad trascendente, es decir el misterio, y no sólo la empírica, es decir la experiencia.
Debe conseguir que valoren la vida práctica e inmediata, pero que no la pongan en contradicción con el espíritu, con los ideales superiores y con la fe trascendente. Debe armonizar la fe con la experiencia y con la razón, pero no reduciéndola a sólo algo humano sino a quererla y buscarla como gracia divina.
El problema para muchos educadores será vencer el espíritu materialista que subyace en el empirismo y lograr armonizar el pragmatismo anexo a la tecnología moderna con los principios cristianos.
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