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Los adversarios por motivos afectivos o intelectuales, en el campo social, religioso o político.
La idea de enemigo se encuentra 32 veces en forma de no amado (ejzros) y hasta casi el centenar en forma de adversario (enantios), rechazado (apostigeo) y otras más. El eco del Antiguo Testamento en que tantas veces se alude a los enemigos del pueblo o de las personas es normal.
Sin embargo el cristianismo perfila un cambio radical en esa visión del enemigo. "Habéis oído que se dijo: amar a los hermanos y odiad a los enemigos. Yo os digo otra cosa: amad a los enemigos y rogad por los que os persiguen" (Mt 5.43)
El mensaje de Jesús es contundente e indiscutible. El amor al enemigo es uno de los signos del cristianismo. Y eso que anuncio que por causa del Evangelio, "hasta los familiares serán vuestros enemigos" (Mt. 10 36).
Sin embargo es la ley cristiana: "Haced bien a los que os odian" (Lc. 1. 74) Y es el criterio y la fuente del mérito cristiano según el mensaje de Jesús: "Si no amáis más que a los que os aman, ¿que mérito tenéis ¿No hacen eso también los paganos?" (Mt. 5.36)
Es evidente que esto debe ser inculcado a todo el que quiera ser cristiano de verdad. Y no menos claro es que tal mensaje resulta duro de entender, difícil de aplicar y sorprendente para justificar.
Pero el trato de los enemigos es uno de los aspectos básicos del mensaje evangélico y en el que hay que poner toda la creatividad precisa para hacerlo entender y aceptar.
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