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Capilla, santuario o lugar de culto en un eremo o desierto. Aparecen las ermitas en tiempos previos al cristianismo; pero se incrementan con el movimiento de los eremitas de los primeros tiempos cristianos en todo el Oriente.
Los países se poblaron pronto de ermitas, con o sin ermitaños, que estimulaban el culto en ellas. En una población abundantemente campesina y con muchos habitantes en las lejanías de las ciudades, las ermitas cumplieron una admirable obra de promoción del culto cristiano. Ese servicio ha durado prácticamente hasta nuestros días. Por regla general se hacían en las cercanías de los pueblos, ciudades y aldeas y se fomentaba y cultivaba el culto desde las poblaciones.
Todavía la vieja Europa está llena de recuerdos de ermitas que albergaron culto piadoso a imágenes de Cristo, de maría o de diversos santos. (Ver Eremitorio)
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