Cualidad intelectual, con resonancias expresivas, por la que la mente se manifiesta con amplia documentación que produce admiración ante sí mismo y ante los demás. La erudición no es sabiduría. El sabio posee la verdad y la profundiza. El erudito sabe expresar múltiples aspectos, aunque no siga profundizándolos.
El educador necesita cierta dosis de erudición como instrumento pedagógico y psicológico que asegure la información suficiente en las comunicaciones educativas.
Pero la catequesis y la educación de la fe no se basan sólo en la erudición, pues ella sólo permite dibujar adecuadamente las formas. El fondo pertenece a la sabiduría, de modo que erudición sin sabiduría pronto se desgasta. Aunque también es cierto que sabiduría sin erudición limita la capacidad de influencia
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