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Instigación, impulso, incitación a realizar determinadas acción que, si ellos no existen, resultan más costosas o el agente considerar menos atractivas. Cuando más pequeño e inmaduro es un sujeto más sensibles deben ser los estímulos positivos (premios) o negativos (castigos). Cuando se llega a determinada madurez, los estímulos tienden a ser más interiores, inmateriales y autónomos.
La educación, incluida la religiosa y catequística, debe contar con estímulos adecuados a los sujetos, a las acciones y a las circunstancias. Es una necesidad de todo educador, que debe aprender a seleccionar los más convenientes y hacerlos entender a los educandos.
La elaboración y promoción de estímulos adecuados a la tarea educadora es una de las condiciones que también regulan la catequesis y la acción pastoral con toda clase de personas.
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