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Gestos o ceremonias realizadas en recuerdo y homenaje de un fallecido. Se suelen denominar funerales si se hacen en el momento de la inhumación o se celebran con cierta unión moral o social a esta despedida. Y se reclaman como simples exequias si son hechas de forma conmemorativa a distancia cronológica.
Pueden ser civiles, si son acciones sin esencial significación trascendentes. Y son religiosas si se expresan por ritos funerarios, plegarias, sacrificios, acciones sacramentales.
Para los creyentes es evidentemente que, si se tiene sentido trascendente de la vida, las exequias deben ser ocasión de recordar la realidad de la trascendencia y de asociar a la vida del más allá la figura y el destino del fallecido.
En este sentido hay que educar a las personas, sobre todo de inspiración cristiana, a superar el simple homenaje silencioso que se tributa al difunto y abrirse a la comunicación espiritual con él mediante la fe y la esperanza y mediante los sufragios que integren a los participantes en la doctrina de la comunión de los santos. (Ver Muerte 5.2)
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