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Organo reproductor de las plantas en donde se realiza la fecundación y la futura aparición de los frutos. Las flores se revisten de colores vistosos para atraer a los insectos que facilitan la natural fecundación en su seno.
Las flores, por su belleza y naturalidad, han estado siempre asociadas a la vida de los hombres: como ornamento, como símbolo y como objeto de ofrenda en los cultos, en la convivencia y en los homenajes sociales.
Es curioso que son pocas veces aludidas en la Escritura Sagrada: como signo de caducidad la flor de hierba (Sant. 10 1; Petr. 2. 24) o como modelo de belleza y sencillez, los lirios del campo (Mt. 6.28; Lc. 12.27). Es el Cantar de los Cantares el único sitio en que se habla con cierta profusión de algunas flores: nardos (1. 12), narcisos (2.11), azucenas o lirios (2,1; 6.2; 7.3), higuera (2,13), flor de vid, (2.15), balsameras (6.2), granados (7.13), madrágoras (7.14)
Si embargo en la piedad cristiana el significado de algunas flores concretas han sido asociadas a determinados valores vitales: almendros signos de fecundidad, violetas como humildad, crisantemos para los difuntos.
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