Formación
           [500]

 
   
 

     Proceso de adquisición de formas de pensamiento y de comportamiento. También se entiende por tal el logro suficien­te de resultados positivos al final de ese proceso: criterios, habilidades, cultura, experiencia, madurez, sabiduría, sentido práctico, etc.
   Por naturaleza, el hombre está en sus años infantiles y juveniles en situación de formación o de enriquecimiento. Y la tarea educadora consiste en crear condiciones y proporcionar recursos para que la formación se consiga en el nivel y en el modo más conveniente según las personas y las circunstancias.


   La formación no se puede reducir a la simple instrucción, pues la ciencia puede lograrse en sentido eminente y determinados rasgos de la personalidad pueden quedar poco desarrollados y cultivados.
   Por eso la formación es algo más que erudición. El informado puede ser erudito pero incoherente o poco práctico. El hombre formado denota más: organización de sus saberes, capacidad de aplicarlos de forma oportuna, estructuras mentales sólidas, que le permiten asimilar con orden y sistematización nuevos saberes.

   En el terreno religioso se debe perseguir lo mismo. No basta una gran instruc­ción religiosa para que uno pueda considerarse como formado. La idea de formación afecta a dimensiones más morales y espirituales: virtudes suficientes, conciencia recta, capacidad de adaptación y de apertura, sentido social.

.
    Un mapa magnífico de lo que es la formación refleja el Concilio Vaticano II al decir: "Hay que ayudar a los niños y jóvenes para que, teniendo en cuenta los progresos de la pedagogía, de la psicología y de la didáctica, desarrollen armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en la cultura ordenada y activa de la propia vida y en la búsqueda de la verdadera libertad, superando los obstáculos con valor y constancia de alma".  (Grav. educ. mom. 1)