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Castellanizado es "fraticelos". Eran grupos de personas asociadas por ideales más o menos místicos de pobreza, de piedad supersticiosa y, en ocasiones de oposición o enfrentamiento contra las autoridades, que se extendieron por diversos lugares de Europa en el siglo XIII. Negaban la acción de los sacerdotes, los sacramentos y, desde luego, la sumisión a las autoridades tanto civiles como religiosas, lo que provocaba conflictos.
En casi todas las naciones surgieron movimientos que en parte eran reacciones sociales ante la miseria que asolaba las clases bajas y en parte movimientos de iluminados mesiánicos que arrastraban con promesas de redención. Con frecuencia saqueaban comarcas y provocaban ellos mismos ser perseguidos a muerte y condenados a la hoguera muchos de los más fanáticos, en ciudades y señoríos.
Sufrieron diversas condenas oficiales de la Iglesia por sus doctrinas religiosas opuestas a las enseñanzas tradicionales. Juan XXII los condenó en la Constitución "Gloriosam Ecclesiam" del 26 de Enero de 1318, en la que se rechaza su oposición a la Iglesia.
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