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Los profesionales que actúan en función de una dependencia de organismos o autoridades de carácter público.
En los estados modernos, el incremento de las normativas sociales y de la burocracia exigente de controles y de exigencias corporativas ha incrementado el número de los funcionarios.
Al margen de lo que esa estructura sociopolítica implica, es conveniente que determinados ámbitos del saber se muevan por la iniciativa libre y creativa y no en forma de tarea funcionarial. Tal es el caso de los artistas, de los periodistas, de los que han de juzgar la moralidad (no la legalidad) de las acciones humanas y, sobre todo, las creencias y las opciones éticas de las personas.
Cuando la acción pastoral de los agentes de evangelización se ha querido someter a los poderes políticos, las manipulaciones ha atrofiado la acción religiosa. Tal sucedió en tiempos antiguos con las investiduras (o derechos señoriales de nombramientos de cargos religiosos) y en tiempos más recientes con el estilo revolucionario francés (juramento civil del clero) o el posterior imperio napoleónico.Todavía hoy en diversos países de Oriente el clero y el elemento religioso se halla en algunas naciones manipulado por los poderes públicos.
Los que se dedican a la evangelización de los hombres no pueden ser funcionarios de ningún Estado ni poder secular, pues su única función sólo se entiende desde el Evangelio y para el Evangelio.
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