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Acto o decisión de poner en funcionamiento una obra, tarea, movimiento, centro o comunidad, afianzando los cimientos en los hondo de la tierra, para que luego siga creciendo.
Literalmente significa poner los "fundamentos" o cimientos. Pero se suele usar la expresión en forma metafórica para indicar que el comienzo de un camino es decisivo por la orientación que se imprime, el espíritu que se desarrolla o la tonalidad que se engendra al comienzo y después produce sus frutos.
Esto es cierto sociológicamente. Pero en las obras religiosas y eclesiales, se prefieren visiones más teológicas y providencialistas. Se habla de "carismas" o de intuiciones fundacionales, cuando se alude de forma más o menos explícita a las gracias que Dios da a unos hombres (los fundadores) pare beneficio de los demás, de la Iglesia. Por eso en la litúrgica católica se considera con gran respeto las figuras de los iniciadores o fundadores de obras de Iglesia y se bendiga a Dios por su existencia y por sus acciones.
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