|   | 
       Fundador de las "Filipenses Hijas de  María Dolorosa", en 1865; y de las "Misioneras de la Doctrina  Cristiana" en 1878. Fue hombre lleno de ternura humana y de celo  apostólico, digno discípulo de S. Felipe Neri.  
   Le tocó conocer la persecución y la miseria,  el dolor de los indigentes y la crueldad de los poderosos, la soledad de los que  se entregan a Dios y el ajetreo de los que cargan sobre sus hombros las  miserias de los abandonados de la tierra y de las víctimas de la injusticia.  Toda su vida sacerdotal estuvo llena de afanes samaritanos ante los más  débiles, en aquella Sevilla del siglo XIX tan propensa a las discriminaciones y  a la nostalgia, a las envidias y tensiones, a las limosnas convencionales para  suplir las pobrezas estructurales. 
   Las muchachas abandonadas y explotadas  fueron las primeras que hirieron su corazón sensible, sobre todo al contemplar  cómo se derrumbaban sus cuerpos explotados por el vicio de los lujuriosos y  cómo se arruinaban sus almas hundidas en la ignorancia. Para ellas organizó un  Instituto de acogida y logró que surgiera una Congregación benemérita de  "Filipenses Hijas de María Dolorosa".  
   Fue clarividente para descubrir que lo  importante no era redimir cautivas, cuando ya estaban atenazadas por el mal,  sino que había otra cosa más urgente y prioritaria, como el buscar caminos para  prevenir, fortalecer, proyectar al futuro por medio de una buena educación. 
   Y con este ideal organizó las "Misioneras  de la Doctrina cristiana", para predisponer hacia el bien, para evitar el  camino del mal, para dar fortaleza a las muchachas antes de que fuera tarde. 
   Nació en 1825 en Garray, cerca de Soria. La  humildad de sus padres y la prematura orfandad le obligaron al trabajo desde  los primeros años. En 1843 el párroco de Fuentes de Andalucía, donde vivió, le  orientó al sacerdocio. 
   En 1846 seguía ya cursos en la Universidad  Literaria de Sevilla, en donde vivió de sus ahorros. Halló ayuda en un sacerdote  caritativo. En 1851, el 20 de Septiembre, recibió la ordenación sacerdotal.  Ingresó luego en la Congregación de los Oratorianos. 
   En la revolución y persecución de 1854 tuvo  que dejar la casa y se instaló en La Parroquia de S. Roque, a las afueras de  Sevilla. Allí se entregó a cuidar a los marginados y pobres de los Corrales.  Juntó a catequistas y personas compasivas que ayudaran con sus recursos en la  asistencia a los marginados. 
   En 1859 comenzó a buscar medios de liberar a  las muchas prostitutas que pululaban por Sevilla. Con sus catequistas, preparó  un hogar de acogida para las Arrepentidas. El 22 con las primeras jóvenes que  se ofrecieron  para vivir en comunidad  con las acogidas, comenzó el germen de las "Filipenses Hijas de María  Dolorosa". 
  En 1860 la joven Dolores Márquez, de holgada  posición, se entregó a la tarea y se salvó la obra a punto de hundirse por  abandono de las anteriores. Tuvo dificultades con su Instituto de Oratorianos,  pues algunos Padre no asumían su tipo de apostolado. En 1864 se inició la vida  de Comunidad de las Hermanas y en 1865 ya estaban reconocidas como Congregación  por el Cardenal de Sevilla. 
   
     
    
    
        
         | 
      | 
      | 
      
      
      
      
      
      
     En la Revolución de 1868 el Gobierno se  incautó de los edificios de los Oratorianos. Tuvo que refugiarse en Gibraltar.  Regresó clandestinamente al caer enfermo y se escondió en casa de un sacerdote  amigo en Sevilla. 
     En 1875 inició con una dirigida suya, Mercedes  Trullas, otro Instituto para atender a los niños abandonados que también  abundaban en la localidad. Pronto se formó en torno a Mercedes un grupo de  catequistas, germen del Instituto de "Misioneras de la Doctrina Cristiana",  que en 1878 estaban ya organizadas y fueron protegidas por el Párroco Marcelo  Spínola, luego Arzobispo de Sevilla. 
     En 1879 se inició el primer Colegio, con  clases diurnas y nocturnas, recibiéndose a pensión algunas niñas para ayudar  a sostener la Obra. En 1880 el Cardenal Joaquín Lluch y Garriga, Arzobispo de  Sevilla, aprobó las Constituciones de las Hermanas. 
     En 1897 se recibió la aprobación de Roma  para las "Hijas de María Dolorosa y de S. Felipe Neri". Y en 1900 una  Real Orden dio existencia legal a las "Hermanas de la Doctrina Cristiana".  En 1909, el 8 de Diciembre, falleció el piadoso y celoso P. García Tejero 
     Entre los libros que dejaba escritos merecen  recordarse "Las Prácticas para las Congregaciones de  catequistas", "Las Constituciones de las Hermanas de la Doctrina  Cristiana" y su "Autobiografía." 
     | 
      |