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De genomos, habitante de la tierra. Son genios o fantasmas generados por la mente popular, y en ocasiones por literatos que se dirigen a gentes crédulas. Se les atribuye características míticas o meramente diversivas, rasgos que dan mucho juego para cuentos, fábulas, metáforas, parábolas o relatos festivos.
La primera idea proviene de los tiempos griegos, cuando abundaban las creencias en los daimones, genios o espíritus que tienen que ver con el hombre. Sus formas posteriores los presentan como hombrecitos minúsculos que habitan en los bosques o en las cuevas.
Fue en la Edad Media europea cuando la fantasía popular se empeñó en defender su existencia, sin otra finalidad o misión que la de poblar las zonas abandonadas: grutas, bosque o castillos.
Evidentemente los mitos religiosamente quedan marginados de cualquier posibilidad de existencia, habiendo de prevenir a los creyentes del error ingenuo, de la superstición o de los vanos temores.
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