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Sistema ético que pone el placer (hedoné, en griego) en la cumbre de las aspiraciones humanas y por lo tanto en el centro prioritario de toda referencia filosófica. Las corrientes hedonistas se han desarrollado en todas las etapas de la historia, desde la figura significativa de Epicuro entre los griegos, hasta el materialismo grosero del estilo existencialista, como el de Jean Paul Sartre (profiter la vie) en "El ser y la nada".
Sin embargo es bueno recordar en la catequesis que el placer en sí no es malo (alimentos, sexualidad, amistad, diversión) a no ser que se busque a costa de la conciencia y del deber.
Y es conveniente también no identificar el hedonismo con el erotismo. El placer puede ser de muchos niveles: espiritual, estético, intelectual, familiar, social, corporal. Sin el placer, la vida del hombre sería inviable. Es conveniente superar cualquier resabio maniqueo que haga del placer un estímulo para el desorden.
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