HINDUISMO
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      Nacida en el Sur y Centro de Asia, en la India sobre todo, ha influido poderosamente en la cultura oriental y ha extendido ramificaciones en otroslugares del mundo.

   1.1. Es una forma religiosa

   El término "hindú" es derivado del sánscrito "sindhu" ("río", en alusión al gran Indo). En el siglo V a. C. lo hacen usual los persas para denominar a los habitan­tes de la zona. Sin embar­go, los nativos del valle del Indo se denomi­nan como "creyentes en los vedas" y tienen a gala seguir cuatro "formas" (var­nas), "caminos" (dharma) y pasos o etapas (ashramas)".
   Como conjunto de creencias organiza­das, el hinduismo es religión muy extendida. Tal vez acoge a unos 700 millones de adeptos. Ha tenido profunda influen­cia en otras religiones durante su secular trayectoria iniciada hacia el 1.500 a de C. Es flexible y tolerante en sus dogmas, lo que lleva a cierto sincretismo y a las fronteras de multitud de supersticiones.

   1.2. Rasgos básicos

    El hinduismo es una religión más moralista que dogmática. Regula el comportamiento del hombre, más que su modo de pen­sar. Invita a cantar los himnos del "ga­yatri" al amanecer; pero muy pocos creyentes saben a qué dios lo entonan.
    Con todo, la mayor parte de los grupos hindúes centran su pensamiento en tres dioses o figuras divinas: Shiva, Vishnú y Devi; pero también admiten cientos de otras deidades meno­res, propias de cada poblado o familia.
    Sugiere prácticas que observan casi todos: el respeto al Brahmán (casta superior) y a las vacas sagrada; no co­mer carne (en especial la de vacuno); matrimonio sólo con miembros de la misma casta ("jati").
    No tienen jerarquía doctri­nal ni ecle­siás­tica; la suplen con la resignada tole­rancia de las cas­tas o grupos sociales incomunicables entre sí y fijos a lo largo de los siglos.

    2. Documentos sagrados

    Son muchos, pero se suelen recoger como principales los que relatan los hechos y recogen las dictrinas morales y cultuales.

   2.1. Los Vedas

   La fuente escrita está en "los Vedas". Son cuatro libros de visiones con un fondo común.
     *  El "Rig-Veda" es el más antiguo: escrito en sánscrito entre el 1300 y el 1000 a. C. Consta de 1.028 himnos a los dioses y se desarrollan en medio de creencias, mitos y supersticiones.
     *  Al "Rig-Veda" le fueron agregados otros dos Veda, el "Yajur-veda" (el libro del sacrificio) y el "Samar-veda" (libro de los himnos).
     *  Más tarde surgió un cuarto libro, el "Atharvaveda" (los hechizos mági­cos). Con él, hacia el 900 a. de C., quedaron escritos los cuatro.

  2.2. Los otros

   *  Luego vinieron otros escritos religio­sos de menor valor, los "Brahmanas", textos escritos en sánscrito, amplios y prolijos, que comentan los rituales que practican los sacerdotes y los mitos en que se apoyan.
   *  Hacia el 600 a. C. se compusieron los "Upanishards", o reflexiones sobre la naturaleza del Universo.


    2.3. Valor
 
    Los Vedas, junto con los Brahmanas y los Upanishards, son considerados como normas reveladas (shruti, oídos de los dioses), y no se pueden cambiar. Como son difíciles de recordar, los hindúes usan una "smriti" (lo que se recuerda), que resume todo lo escrito y se transmite por oral.

   2.4. La epopeya.

   El mensaje religioso hinduista se halla también en dos obras épicas: el Mahabharata y el Ramayana, escritos en sánscrito.
   El "Mahabharata" consta de 18 libros y de unos 200.000 versos. Es la epope­ya más extensa de la literatura mundial. Se atribuye a un poeta, Vyasa, aunque fue escrito poco a poco por muchas manos entre el 200 a de C. y el 200 d de C. Relata la guerra civil entre los hermanos Pandu, al mando de Krishna (dios), y los Kauravas. El escenario se desarrolla en el reino de Kurukshetra, en los entornos de la actual Delhi.
 
   El "Ramayana" cuenta el viaje que hizo Rama para rescatar a su esposa Sita, raptada por el demonio Ravana. Tiene unos 50.000 versos y es de menor importancia. Tal vez se inició su escritu­ra hacia 300 a.C. y se desarrolló hasta el 300 d.C.
    Hay otros escritos religiosos, como el "Bhagavata-Purana", que habla de la ni­ñez de Krishna. Y hay muchos "puranas" o escritos secundarios que recogen multitud de mitos en relación a Shiva, Vishnú o Devi.
   También existen textos interesantes en el "Bhagavad-Gita, en donde se describen los tres caminos espirituales: el sendero de los trabajos o "karma" (con sacrificio rituales), el sendero del conocimiento o "jnana" (la meditación sobre la divinidad) y el sendero de la contempla­ción o meditación divina o "bhakti", ideal que junta los otros dos senderos y abre otro más trascendente.
    De este "bhakti" quedan ecos y signos en las obras épicas de la literatura hindú, por ejemplo en los "Upanishards, eco del "Bhagavadgita", y en otros textos posteriores, en los Alvars, Nayanars y Virashaivas del sur de la India y en las creencias de los fieles bengalíes de Krishna.

 

   3. Filosofía religiosa

   Además de creencia religiosa, el pensamiento hindú se apoya en una Filo­sofía original. El Universo es una gran esfera encerrada, un huevo cósmico, que esconde muchos cielos concéntricos, subterráneos, océanos y continentes. La India, por supuesto, está en medio de todos ellos.

   3.1. Cosmovisión.

   Para los hindúes la vida humana es móvil y sigue un curso cíclico: después de morir, el alma renace en otros cuerpos de personas, animales, vegetales o minerales. Este "samsara", o proceso de reencarnación, implica la trasmigración de las almas. Cada reencarnación mejora o empeora la situación, según lo que haya acumulado de virtud o de demérito el ser que ha vivido. Todo el provenir depende del "karma" o riqueza espiritual acumulada. En la medida de lo posible, hay que mejorar la situa­ción con expiaciones y obras buenas.

   3.2. Clases y castas

   Los hombres están repartidos en cla­ses o situaciones ("varnas"). Al principio había tres; luego se fueron complicando. En el "Athavarve­da" se añaden otras muchas.
   Las prime­ras tres clases ("brahmán" o sacerdotal, "kshatriya" o guerrera, y "vaishya" o pueblo llano) fueron las fun­damentales y se mantie­nen. Aunque luego se multiplicaron los "parias o intocables", que apenas si se les puede llamar hombres. En algunas regiones, se añadieron los "shudras o sirvientes".
   Todos tenían tres misiones en la vida: estudiar los Veda (los sabios); originar hijos (a los ancestros) y sacrificarse por los dioses.
   Las tres metas u objetivos eran el "artha" (éxito en bienes materiales), el "dharma" (recto comportamiento social) y el "karma" (los placeres sensua­les).
   El ideal de todo buen hindú es criar un hijo como ofrenda a los antepa­sados, a quienes se entrega simbólicamente (ce­remonia "shraddha") como contribu­ción a la vida. Es también un deber que impone el propio espíritu o alma ("atmán") antes de fundirse con la divinidad.
   Para los hindúes, el principio del "sanatana dharma" es muy importante. Es la lucha ascética para llegar al "ahimsa", o ausencia del deseo de hacer daño, la bondad, la paz, la resignación. El "ahim­sa" anula toda violencia y prohíbe todo acto agresivo contra un ser vivió, hom­bre o animal. Por eso en sus cultos y tem­plos no hay sacrificio de víctimas.

4. Dioses y creencias

    Los hindúes concilian su fantasioso monismo vedántico con su politeísmo védico ("Vedanta" y "Vedas"): los dioses secundarios están sometidos a los dio­ses principales. A todos ellos se les tributa un culto colectivo.
    A pesar de que el hinduismo es politeístas, se tiende a centrar el culto en uno preferido por cada individuo, por la familia o por el lugar en que se habita.  Lo general es adorar y tributar culto a Shiva, a Visnú o a la diosa Devi.

  * 4.1. Shiva.

  Sintetiza ascesis y fecun­didad, lucha y conti­nencia, placer fálico y re­nuncia. Hay grupos, por ejemplo "los kapalikas", que llevan calaveras para recordar el mito de que Shiva deca­pitó a su padre, el inces­tuoso Brahma.
  Los modos de entender ese culto son variables. Los pashupatas, seguidores del culto a Shiva Pashupati (señor de las bestias) tienen ritos naturalistas. Los "aghoris", que nada miran como horrible, cultivan la audacia. Los "yoguis", practican la meditación como forma original de domi­nio del cuerpo.
   Shiva tiene como símbolo el falo ("linga"), lo que se interpreta de muy diversa forma. Sus adoradores creen que se aparece en la tierra bajo distintas formas humanas, animales y vegetales. Es el dios que más santuarios locales po­see.

    4.2 Vishnu.

    Muchos lo miran como el ser supre­mo, que está por todas partes. De su ombligo brotó la flor de loto. Gracias a sus virtudes, el crea­dor (Brahma) actuó en la tierra. Se le atribuye la formación del universo: cielo y tierra. Lo protegió y defendió.
  Se hace presente por medio de muchos dioses secundarios, incluso en forma animal: pez, tortuga, cerdo.
   A veces se manifiesta en forma de enanos llamados "Vamana". Ellos se transfor­man en gigantes para enga­ñar a Bali, el demo­nio; o en un león llamado "Narasim­ha", que vence al Demonio Hiranyakashipu.
   Hay grupos que lo identifican con el Buda, que se dedicó a enseñar una doctrina falsa a los demonios piadosos.
   También hay gru­pos que lo identifican con Rama, el del hacha (Parashu­rama), con el que decapitó a su madre porque no era casta. Luego mató a los Kshatriyas para vengar a su padre.
   Aparece en ocasiones en forma de Kalki. Se le ve como el jinete del caballo blanco, que vendrá a destruir el Universo al final de la era de Kali.
   Formas populares de esta divinidad son Rama (el héroe del "Ramayana") y Krishna (héroe del "Mahabharata" y del "Bhagavata-Purana"). Son encarnaciones de Vishnú, a pesar de que en un comien­zo fueron héroes humanos.

   4.3. Las diosas y Devi
 
   Pero hay muchas diosas veneradas con devoción. Son manifestaciones de la diosa Devi. Las interpretaciones populares de Devi son variadas.
     - Para unos es el artífice de la creación y de la destrucción del mundo;
     - para otros se mues­tra como Durga, la lejana, que mata a Mahisha, el demonio búfalo;
     - y para otros es Kali, diosa negra que danza sobre los cadá­veres y se la ador­na con calaveras.
   Los shaktas (seguidores de Sakti, el poder femenino) adoran a la Diosa.
   En los cultos tántricos, se iguala a Devi con Radha, la consorte de Krishna.
   También hay representaciones pacífi­cas de la Diosa, a la manera de esposas de los dioses:
     - Lakshmi, la sumisa de Visnú;
     - Parvati, esposa de Shiva e hija del monte Himalaya;
     - Ganga, diosa del río (el Ganges);
     - Saraswati, diosa de la música y de la literatura y esposa de Brahma. Se manifiesta en el río Saraswati

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  4.4. Otros dioses.
 
  Hay dioses secundarios, como "Hanuman" (el dios mono), que aparece en el "Ra­mayana". "Skanda", jefe de los ejércitos divinos, es hijo de Shiva y de Parvati; "Ganesha," el de cabeza de elefante, protege a los escribas y a los mercaderes, etc.

   

 

  5. Culto y ritos

  Cada divinidad tiene su culto en el hinduismo. Algu­nos son populares y abiertos. Otros son propios de grupos secretos.

  5.1. Ritos.

  Se usan textos ("sams­karas") que lle­nan la vida del hom­bre: al nacer, al comer el niño el primer alimento sólido (arroz), al dormir, al cortarse el pelo, a la primera menstruación, al llegar el matri­monio, etc. La piedad de los adeptos es la determina su alcance religioso.
   Gran solemnidad poseen las ceremo­nias funerarias: crema­ción del cadáver y, si es posible, disemi­nación de las ceni­zas en el Ganges.
   Se cuida mucho el culto a los antepasados. Es muy popular y típico el del "pinda": El hijo mayor del difunto ofrece una bola de arroz y de semillas de sésamo. Con su aroma el espíritu del muerto puede renacer. En cada hogar hay un altar de ofrenda a los dio­ses. La espo­sa ofrece el don ("puja") de frutas y flores.
    El culto público tiene gran importancia, pues el pueblo es por lo general piadoso y respetuoso con las tradiciones. Muchos poblados tienen templos donde los sacerdotes celebran ceremonias: rezo al ama­necer, plegarias en momentos concretos, cuidado de la imagen el Dios, etc. La gente sencilla es supersticiosa: intuye que la desgracia le viene como castigo de sus omisiones o cultos inapropiados.
    En algunos, no muchos, templos, en especial en los de las diosas, (por ejemplo en el de Kali, el Kalighat, en Calcuta), se sacrifican cabras (o chivos)

   5.2. Los templos.

   Son muchos y muy sencillos: una casa de piedra y una imagen divina. Pero en determinados lugares sagrados o santuarios, como el de Rishikesh en el Himalaya o el de Benarés en el Ganges, se acumulan grandes peregrinaciones de fieles que provienen de todas las zonas de la India.
    Algunos lugares son especialmente santos y reciben más peregrinos, por ejemplo Prayaga (confluencia de los ríos Ganges y Yamuna, en Allahabad).
 
   5.3. Evolución religiosa

   Se puede afirmar que la India es un pueblo de creyentes, fieles y múltiples. Cada uno puede inter­pretar las creencias en función de sus preferencias, de las tradiciones familiares o de las habilidades de los encargados de los santua­rios para atraer peregrinos y, por lo tanto, dones, tributos y ofrendas.
   El origen de los cultos se pierde en la noche de los tiempos. En el valle Indo ya floreció, alrededor del 2.000 a. C., una civilización muy desarrollada, en las proximidades de las localidades de Ha­rappa y Mohenjo Daro.
   Hacia el 1.500 a.C., tribus arias invadieron la India. La primera civilización quedó latente en los inva­sores. Los arios se asentaron en el Punjab. Llevaron consigo sus cultos y dioses, que era masculinos y respiraban ética guerrera. Asentados en el terreno fueron cayendo en un fuerte sincretismo religioso.
   Algunos de los dioses sobrevivieron durante siglos en la mente de las gentes: Indra, rey de los dioses y dios de la tormenta y de la fertilidad; Agni, dios del fuego; Soma, dios de la soma (planta sagrada que embriaga­ba).
   Hacia el 900 a. C., comenzó el uso del hierro y ello aceleró la expansión de los arios hasta el río Ganges. Tal civilización se desarrolló más que las del entorno.
   Durante el siglo VI a.C., el budismo  dejó sus huellas en la India y entró en competición con las creencias anteriores. Se inicio una nueva etapa religiosa, en donde el hin­duismo no se destruyó, pero que se alteró en determinadas actitudes éticas y cultos.

   6. Civilización hindú

    Ha sido más amplia y compleja que la religión y las creencias. Literatura, arte y costumbres resultan interesantes y originales.

   6.1. Epoca primitiva.

    El panorama arcaico de la India varió notablemente entre el 200 a.C. y el 500 d.C. Vinieron grupos del norte. Entre los que causaron mayor impacto están los "sakas" (escitas) y los "kushanas".
    Fue período de continuos cambios, de crecimiento, de sincretismo. Se terminaron de escribir obras épicas como "dharmashastras y dharmasutras".
    Bajo el Imperio Gupta (entre el 320 y el 480 d.C.), parte del norte de la India estuvo bajo un poder unificado, encontrando el hinduismo clásico su máxima expre­sión: se codificaron las leyes sagradas, se comenzaron a construir los grandes templos y se preservaron los mitos y los rituales en los puranas.

   6.2. Tiempos posteriores

    Durante la dinastía Gupta, surgió un hinduismo menos rígido y más ecléctico, formado por sectas disidentes, por movimientos vernáculos.
   Muchas de las sectas surgidas entre el 800 y el 1.800 son movimientos que aún perduran en la India.
   Los movi­mientos "bhakti" fueron fundados por santos, los gurúes. A partir de ellos, la tradición se fue transmitiendo del gurú a su discípulo ("che­la") sin interrupción. Esta cadena, junto a los cánones escri­tos, constituye la base para la autoridad de la secta "bhakti".
   Algunas tradiciones se apoyan en escritos de filósofos, como los de Shankara y Ramanuja.
  Shankara fue el principal defen­sor del monismo puro, no dual. (Advaita Vedanta). Promovió una actitud comprensiva hacia la fantasía. Su doctrina de que todo lo que parece real no es más que mera ilusión influyo mucho.
   Ramanuja estaba comprometido con la filosofía del no dualismo. (Vishishta Advaita), Hizo lo posible por reconciliar la creencia en una divinidad sin atributos ("nirguna"), con la devoción hacia un dios con atributos ("saguna").
   Las filosofías de Shankara y de Ramanuja se desarrollaron en el contexto de las grandes filosofías clásicas (dars­ha­nas) de la India:
     - el Karma Mimamsa (investigación acti­va);
     - la Vedanta (el fin de los Veda), a cuya tradición pertenece la obra de Shanka­ra y de Ramanu­ja;
     - el Sankhya, que describe la oposición entre un espíritu masculi­no inerte (pu­rusha) y un principio femeni­no activo material o natural (pra­kriti), con sus las tres cualidades (gu­nas) de bon­dad (sattva), pasión (rajas) y oscuridad (ta­mas);
     - el sistema Yoga,
     - y los elevados siste­mas metafísi­cos de Vaisheshika (una especie de realismo atómico) y Nyaya (lógico, pero de naturaleza extremadamente teística).

   6.3. Hinduismo medieval y nuevo

    La India conoció florecimientos litera­rios singulares en el milenio coincidente con la Edad media europea.
   Se multiplicaron en sánscrito can­ciones escritas, pero que se transmitían en forma oral en diversas localidades. Fue­ron compuestas por los alvars, nayanars y los virashaivas durante los siglos VII, VIII y IX en Tamil y en Kannada; y durante el siglo XV por el poeta de Rajasthani, Mira Bai, en dialecto braj.
    En Bengala, durante el siglo XVI, Chai­tanya fundó una secta mística y erótica, para celebrar la unión de Krishna y Rad­ha. Chaitanya creía que él encarnaba tanto a Krishna como a Rad­ha y tam­bién pensaba que el poblado donde creció Krishna (Vrinda­ban) era una fuente de dignidad y grandeza en Ben­gala.
    La escuela de los "gosvamins", discípulos de Chaitanya, desarrolló movimientos de elevada calidad estéti­ca en el ritual que representaba la vida de Krish­na. Du­rante el siglo XVI, estas representaciones rituales se desarrollaron en los alrededores de Vrindaban; los poetas hindúes eran quienes las celebraban.
    El primer gran poeta místico hindú fue Kabir, hijo de un musulmán y muy influido por el islam. Sus poemas desafiaban los dogmas canónicos tanto del hinduismo como del islam, y trataron de llegar a un acercamiento interreligioso de grandes consecuencia sociales, de haber triunfado de las resistencias de las jerarquías de ambas creencias.
    Fue seguido por Tulsi Das, quien escribió una nueva y bella versión hindú del "Ramayana".
    Surdas fue contemporáneo de Tulsi Das y autor de poemas a propósito de la vida de Krishna en Vrindaban; esto sirvió para establecer las bases de los "ras lilas", dramatizaciones locales de mitos de la niñez de Krishna, que todavía desempeñan un importante papel en el culto de Krishna en el norte de la India.

   6.4. Siglos XIX y XX

    Durante el siglo XIX existieron importantes reformas bajo Ra­makrishna, Vive­kananda y de las sectas de Arya Samaj y de Brahmo Samaj.
    Estos movimientos buscaron reconciliar el hinduismo tradicional con la modernidad. Se intentaron reformas sociales y nuevas ideas políticas
    Los líderes nacionalistas Sri Aurobindo Ghose y Mahatma Gandhi buscaron en el hinduismo los ele­mentos que mejor pudieran servir a sus propósitos políticos y sociales.
    Gandhi usó su estilo propio de "ahim­sa", transformándolo en una forma de resistencia pasiva; buscaba reformas que favorecieran a los intocables y que ayudaran a expulsar a los británicos.
    Bhimrau Ramji Ambedkar revivió el mito de los brahmanes que descendieron de casta, y la tradición de que el budismo y el hinduismo alguna vez fueron una sola fe. Intentó que los intocables pudie­ran recobrar su dignidad al reconvertirse al budismo.
    Recientemente, algunos maestros de las enseñanzas de la religión de la India han emigrado a Euro­pa y a América, donde han inspirado grupos de seguidores. Algunos de ellos, como la secta Hare Krishna, fundada por Bhaktivedanta, dicen inspirarse en las prácticas del hinduismo clásico.
     Los mitos siguen existiendo en el cine hindú y los rituales sobreviven no sólo en los templos sino también en las memorias familiares o en usos sociales. Es así como el hinduismo, religión que ayudó a que la India se sostuviera por siglos a pesar de las invasiones y de sus proble­mas internos, sigue teniendo una función vital por el apoyo que ofrece y por lo que significa en las vidas de los hindúes de hoy.

   7. Cristianismo e hinduismo

   La distancia cronológica, la geográfica y la teológica ha hecho a las dos gran­des creencias de la humanidad mutua­mente desconocidas. No es fácil habili­tar caminos de mutuo conocimiento y fo­mentar actitudes de suficiente respeto y comprensión.
   Con todo es preciso cultivar los senti­mientos que ya el Concilio Vaticano II sugería en su Declaración "Nostra Aetate" (n. 2) sobre esta religión tan extendida en Oriente y presente en el Occiden­te a través de los intercambios migrato­rios, de las influencias artística y literarias o hoy por medio de los cauces insospe­chados de la "globalización.
  Los criterios católicos que advertimos en el Vaticano II (Nostra Aetate n. 2) se condensan en tres grandes consignas

   -  Descubrimiento de la riqueza mítica, reflejo de la fuerza creadora del hombre, y de la inquietud ética, expresada con frecuencia en ropaje estético. Los cristianos ven en la inquietud hinduista por el hombre, una invitación a valo­rar la sensibilidad ante la divinidad suprema y un recuerdo permanente en torno a la intervención del cielo en la vida de los hombres.

   -  El esfuerzo del hinduismo por liberar al hombre del desconcierto, de la an­gustia y del materialismo empobrecedor es una riqueza humana digna de todo respeto. Harán bien los cristianos en intuir, debajo de sus afanes de cada día, el ansia de trascen­dencia que anidó desde siempre en el género humano. Deben alabar a Dios por el apasionado deseo de encontrar la verdad en medio de todos los caminos humanos y a través de los esfuerzos realizados con este motivo.
 
   -  El sentido ascético (lucha, supera­ción, búsqueda, dominio, purificación continua) que se advierte en el Hinduismo se puede trasladar al ámbito cristiano, cuyo mensaje tantas veces coincide con las visiones sobre el hombre y sobre sus inquietudes de huir del mal y de tributar homenajes reverentes a la divinidad.

     A pesar de estas sugerencias y consignas, sobre todo los educadores de la fe no deben olvidar las grandes distancias ideológicas que subyacen entre ambas religiones.
    Harán bien en clarificar las ideas de sus educandos, sobre todo en lo que a in­fluencias indirectas se refiere. Algunas de las sectas o actitudes religiosas sincretistas que se extienden en determinados ambientes, más por afectividad que por ideología, tienen sus raíces en los planteamientos hinduistas más depurados y con frecuencia adulterados.
     El respeto a los otros creyentes no está reñido con una suficiente clarificación de los criterios y de los planteamientos religiosos.
     En los tiempos actuales se han multiplicado las conexiones entre el cristianismo y las religiones tradicionales de oriente, debido a las influencias literarias, a los gustos artísticos y a los medios de comunicación. No ha sido ajena a este movimiento la proliferación de sectas religio­sas orientalistas, ante las cuales hay que adoptar claras actitudes de discernimiento y promover, sobre todo en los jóvenes tentados por desajustes afectivos o por estimulaciones fantasiosas, sensatez en las opciones, serenidad en las decisiones y honestidad en las preferen
cias.