Homosexualidad.
           [369]

 
   
 

     Tendencia o actividad sexual hacia el mismo sexo (homoios, igual) invirtiendo el orden biopsicológico de la naturaleza humana. En el sexo femenino se suele deno­minar con términos como lesbianismo, safismo o tribadismo. En el sexo masculi­no se emplean expresiones sociales como "sodomía" y otras más vulgares como "mariconería".
   Se ha dado en todas las culturas, pero no quiere decir que ello sea natural, al igual que se ha dado la esclavitud, el machismo, la crueldad y la pena de muerte, la tortura, sin que tales abusos puedan ser considerados naturales.
   La naturaleza reproductiva del hombre le hace por biología y psicología hetero­sexual y en ocasiones esa propensión se amortigua por determinadas condiciones nerviosas, hormónicas y, sobre todo, socio­lógicas y psicológicas. Surgen algunos individuos bisexuales (inclinación a ambos sexos) o más bien homosexuales, pero como excepción o alteración de la unidad humana., no como norma natural.
   El educador en general debe tener la conciencia clara de que la buena educación implica la doble tarea a resaltar la satisfacción en el propio sexo y preparar la progresiva integración con el otro.
   Sus juicios sobre la homosexualidad deben ser objetivos y no tributarios de las corrientes sociales permisivas que tratan de justificar las aberraciones o desajustes naturales. En lo que a crite­rios cristianos se refieren, hay que dejar en claro que es una situación desajusta­da como lo es la violencia, la kleptomanía, o la mentira. Pero que en sí no es "pecami­nosa", salvo que haya conciencia y voluntariedad en sus efectos. Un homo­sexual de verdad, un invertido, como un heterosexual normal, puede realizar cual­quier labor social o religiosa sin ningún proble­ma peculiar siempre que su voluntad o su inteligencia se rijan por principios, no por instintos
   Desde el punto de vista educativo tam­bién es conveniente estar al tanto de las grandes presiones que la propaganda comercial, política, marginal, realiza para hacer normal lo que no lo es. Y no se debe confundir la homosexual con todo el farragoso conjunto de fenómenos o tendencia que se mezcla con esta realidad: cambios quirúrgicos de órganos genitales, enlaces homosexuales legalizados, adopciones de meno­res por homosexuales, pederastia, etc. Son realidades éticas muy diferentes al simple hecho de la homosexualidad. En estos terrenos hay que huir por igual en los ámbitos educativos de una satanización de todo ello y de un laximo distorsionan­te, por "progresista" que se considere.    (Ver Matrimonio 10.3.2)