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Arte y técnica de la elaboración y presentación de imágenes de diverso estilo. En castellano se suele denominar también imaginería, sobre todo en referencia a las imágenes escultóricas. Con todo, en oriente alude más bien a la pintura, especialmente sobre tablas o paños, con colores vivos, preferentemente dorados. La iconografía se convierte desde los primeros siglos en una ciencia estética y en un instrumento de mercado y de relaciones entre las Iglesias.
Desde la perspectiva pedagógica y catequística, es importante educar bien la sensibilidad del cristiano para que, a los sentimientos de piedad, se añadan los valores humanos de la estética. Las imágenes son símbolos sensibles de las figuras religiosas que se convierten en nuestros modelos de vida o inspiran o recuerdan los mejores sentimientos e ideas religiosas y eclesiales. Pero se deben envolver en los valores estéticos más influyentes en la conciencia, de modo que puedan resultar permanentes a lo largo de la vida de las personas.
Por eso, en la educación cristiana se recomienda el cultivo preferente de aquellas iconografías que ofrecen valores estables. Entre una imagen de Cristo de El Greco, de Velázquez o de Dalí, y una figura acaramelada de Jesús, existe el común recuerdo hacia la figura del Maestro. Pero existe la inmensa distancia que va entre el arte permanente y los gustos pasajeros. El educador que mira al mañana prefiere los primeros, aun cuando los segundos posean también sus encantos para públicos infantiles.
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