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Sistema político, económico o ideológico de signo impositivo y que refleja la autosuficiencia de quien se siente fuerte y sostiene el complejo de superioridad de quien mira a los demás como inferiores. El imperialismo, en cuanto está por encima de la democracia y tiene la tentación irresistible de imponer sus directrices sólo por la fuerza, es un sistema de mal gobierno con sus opciones o decisiones autoritarias y opresoras del espíritu individual o colectivo.
Se puede estudiar como hecho histórico medieval (Sacro Imperio romano germánico), y sobre todo germánico (Carlomagno) y como idea del Renacimiento (Carlos V) o incluso como pretensión resurgida en tiempos recientes (desde Napoleón a Mao-tse-tung, pasando por Stalin, Hitler,y otros fantoches asiáticos y africanos que soñaron con el dominio mundial), pero no se puede entender como sistema inteligente de situarse en la Historia.
Más significado real y efectivo poseen los llamados nuevos imperios económicos, ya sean nacionales o estatales (inglés, ruso, soviético, norteamericano) ya sean fácticos (multinacionales en la primera parte del siglo XX y técnicos, globalizadores y virtuales en los comienzos del XXI). Desde la óptica cristiana el imperialismo o predominio de cualquier tipo es peligrosamente atentatorio a la libertad real de los pueblos y de los individuos. Por lo tanto, es incompatible con los valores cristianos y humanos del hombre: libertad, justicia, igualdad, paz, fraternidad, respeto, misericordia, caridad.
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