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Ausencia de corrupción normal en un organismo biológico y deteriorable cuando, pasado el tiempo natural, se mantiene con sus propiedades. Se considera algo sobrenatural o preternatural al quedar suspendidas las leyes naturales.
El cuerpo de los resucitados, a imitación del cuerpo de Cristo, ya será incorruptible cuando se dé su resurrección final y, por lo tanto, estará fuera de las leyes de la destrucción de la materia y del desgaste del tiempo.
En ocasiones algunos cuerpos se han mantenido, o se mantienen, incorruptos. Se ha debido a un signo milagroso divino; o también a causas naturales que han retrasado a veces siglos la destrucción de la carne y de la materia orgánica.
Conviene no cultivar demasiado las creencias en los signos de incorrupción de determinados santos, o al menos no apartarse de los criterios de la autoridad en cada uno de los casos de los que se puede tener noción. Una buena tarea embalsamadora y adecuadas condiciones atmosféricas han podido ser causa de incorruptibilidad fuera del ámbito de lo milagroso. Con todo no se debe negar el milagro como posibilidad.
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