|
Actitud o proceso de adaptación a la cultura en la que se vive o a la que se llega de nuevo para trabajar apostólicamente en su contexto. Es una necesidad de los receptores, por lo tanto un derecho ser atendidos y entendidos en sus propia cultura; y es un deber para los agentes pastorales y por lo tanto una condición de evangelización, que va asociada a la eficacia apostólica.
Cuantos trabajan pastoral o educativamente en ambientes en los que no nacieron y a los que llegan para servir y no para imponer debe hacer suyo el lema eclesial de la inculturación: "hacerse a todos (judíos, griegos, circuncisos, incircuncisos), para ganarlos a todos para Cristo Jesús”. (1 Cor. 9. 19-22).
La Iglesia ha sido modelo de inculturación desde los primeros tiempos. Y su actitud ha sido la fuerza cautivadora para tantos pueblos como se hicieron cristianos por la abnegación de los misioneros.
Anunciar el mensaje de la salvación supone adaptarse en vestidos, lengua, costumbres, formas de vida, tradiciones, comida, fiestas y diversiones al lugar en el que se actúa. (Ver Incardinación)
|
|
|
|
|