Infantilismo
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   Comportamiento infantil por parte de personas adultas; y también, retraso en el desarrollo fisiológico y psicológico en los niños, que les lleva a comportarse con formas sociales o personales infe­riores a las que les correspondería por la edad evolutiva en las que se hallan.
   Con frecuencia el infantilismo de adultos tiene por causa la insuficiencia mental o ciertos traumas psicológicos que desequilibran la personalidad.
   Y el infantilismo evolutivo se debe a la debilidad intelectual, que roza la subnormalidad o la discapacitación mental que produce lentitud en el desarrollo y dificultad en la expresión.
   Ordinariamente el infantilismo en per­so­nas normales es resultado de una desacertada educación familiar o social, si se evitan responsabilidades y esfuerzos a los niños, si produce sobreprotec­ción por parte de los adultos o si se crea en el hogar una clima de excesiva sensorialidad y comodidad, consentimiento con los caprichos de cada momento y efusiones afectivas exageradas.
    Se puede hablar también de cierto infantilismo religioso que es frecuente en la sociedad. Acontece ello, o se provoca, si en los terrenos morales o doctrinales no se siguen los mismos ritmos madurativos que en los demás campos culturales. Si se promueven y mantienen comportamientos, sentimientos y pensamientos infantiles, cuando en los demás sectores se desarrolla la cultura y las relaciones sociales evolucionadas, la personalidad se distorsiona. Esa situación se manifiesta en la ingenuidad en las creencias, en la simplici­dad en los juicios morales, en la inoportunidad en las accio­nes de signo cultual o eclesial.
    No es fácil luego emprender una reeducación religiosa compensatoria, pues en este terreno más que en otros, el tiempo y las experiencias oportunas son imprescindibles para la correcta formación de la conciencia y de la vida espiritual.