Inmadurez
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  Carencia de madurez por no haber llegado a ella por diversas causas socia­les o psicológicas. Se debe a un retraso recuperable o estructural. El primero puede provenir de una superprotección educativa inoportuna. El segundo es más caracterial y estable. Difícilmente se corrige del todo.
   La inmadurez afecta a todos los rasgos de la personalidad. Y por eso tiene en los comportamientos religiosos uno de los campos más fre­cuentes de manifestación: ingenuidad, simpleza, espontaneidad.
   No vale decir que "ante Dios todos somos perpetuos niños". Hasta la llama­da "infancia espiritual" supone plenitud de ideas, libertad de opciones, profundidad de miras, virtudes recias. Por eso el mantener "niños en la fe" al estilo de los que rechaza San Pablo en los Corintios debe dar la medida de lo que es y no es conveniente hacer o pensar. "No actuéis como niños en vuestra manera de actuar. Sed niños en los que se refiere al mal, pero sed adul­tos en vuestros criterios." (1 Cor. 14.20-21)