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Movimientos naturales, o tendencia innata a realizarlos, que posee el ser vivo y que le permiten sobrevivir y desarrollarse. Están grabados en la naturaleza nerviosa y se han gestado a lo largo de la evolución de cada especie.
Hay unos instintos primarios o básicos: de conservación, de defensa y de reproducción; y hay otros que son específicos de cada grupo: de peces, de la paloma; o son también complementarios: emitir tal tipo de sonidos o realizar tal forma de defensa ante tal tipo de agresores.
Como ser vivo, el hombre tiene instintos primarios, complementarios y específicos. Pero el hombre tiene conciencia de que los posee y es capaz de regularlos con la inteligencia y la voluntad libre. La base de la educación está en la superación racional y moral de las fuerzas instintivas, que son buenas en cuanto riquezas naturales, pero dejan de serlo cuando se sobreponen a la razón y al a voluntad.
El gobierno de los instintos debe conducir a dominarlos, no a reprimirlos o atrofiarlos. El hombre por su razón es capaz de ordenarlos a unos objetivos superiores y es capaz de encauzarlos con su libertad.
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