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Recursos, elementos o medios de los que nos servimos para realizar una tarea o ministerio. La tarea educadora, incluida la religiosa, requiere instrumentos adecuados, pedagógicos, materiales, incluso espirituales. Pero es conveniente no poner demasiada confianza en los instrumentos, al menos en los niveles de la educación de la fe. Si la instrucción puramente cultural puede estar más dependiente de ellos (libros, proyecciones, textos, audiovisuales, músicas, grabaciones, recursos para escribir, etc), la educación de la conciencia y de la inteligencia pueden no depender tanto de lo material. Con mucho espíritu y pocos recursos se puede educar la fe mucho mejor con muchos recursos y escaso entusiasmo.
Los instrumentos catequísticos se suelen agrupar en tres niveles:
- el nivel pedagógico, que es el que, con metodologías didácticas, reclama instrumentos de comunicación que faciliten la enseñanza y el aprendizaje.
- el nivel catequístico, que alude al conjunto de recursos o acciones que se centran en lo estrictamente religioso: catecismos, recursos litúrgicos y sacramentales, etc.
- el nivel propiamente moral y espiritual, que hace referencia a los sentimientos y a las experiencias, a los encuentros personales y al descubrimientos del misterio cristiano; en este nivel se halla la experiencia de oración el descubrimiento de la caridad o de la justicia, el aprecio de la Palabra divina.
El catequista debe tener la certeza de que su labor educadora no es académico y por lo tanto no necesita lo mismo que un profesor de religión para una asignatura de cultura religiosa; ni es un pastor de almas que con su plegaria, su ejemplo y su palabra persuasiva conmueve a una asamblea o alienta a una persona en su itinerario hacia Dios. El se halla en otra clave y pro eso sus instrumentos, dentro de la variedad de opciones y estilos catequísticos, deben ser originales, propios, experienciales, variados y siempre adaptados a las edades y a las circunstancias. (Ver Lenguajes catequísticos)
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