|
Operación mental por el que se ponen los sentidos, interiores y exteriores, en disposición de captación de un objeto o fenómeno.
La intuición es resultado de las potencias captativas de la mente, que no se reducen a la lógica deductiva ni sólo inductiva, sino que se abren al uso espontáneo de la experiencia acumulada, de la facilidad para relaciones automáticas y rápidas, de la ágil respuesta ante una necesidad o deseo.
Los psicólogos y lógicos que han cultivado preferente simpatía por la intuición la suelen diferenciar entre sensorial e intelectual, según el grado de intervención de los sentidos; global o diferencial, según el campo en que preferentemente se emplea o ejerce (estético, ético, técnico, social, etc.); estimativa y valorativa o simplemente perceptiva y concreta, según el acto mental que desencadena.
Algunos sistemas pedagógicos han sobrevalorado la intuición como sistema educativo. Tales han sido Juan Locke, Amos Comennio, y Enrique Pestalozzi en el orden de la intuición sensible; Hans Driesch, W. Dilthey y H. Bergson en el orden intelectivo.
El educador hará bien en recordar que muchos de los valores y de los hechos religiosos se captan más por intuición espiritual que por fatigosa tarea reflexiva. Y deberá también aceptar que el niño con frecuencia "intuye" riquezas o valores espirituales mucho antes de que se desarrolle en él la habildad lógica para sacar conclusiones.
|
|
|
|
|