Jazz
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     Nombre sin significado, dado a la música original de los negros americanos. Su extensión posterior  proporciona a este género una importancia social singular, sobre todo en los ámbitos juveniles. Recoge en sus cadencias y gritos afectos el eco de los siglos de esclavitud: dolor, esperanza, deseo de libertad, familia, etc. Parece que surge como confluencia de diversas corrientes (canto religioso metodista, folclore europeo importado, melodías autóctonas más o menos deformadas. Y se configuró a lo largo de la segunda parte del XIX.
    Las formas de jazz (spiritual, el blues, el ragtime...) ofrecen tonalidades muy diferentes según localidades y comunidades. El alma es la expresividad afectiva, melancólica y participativa, por encima de toda partitura.
    En ese contexto, magnificado por las plataformas comerciales norteamericana, se cultivan también múltiples cánticos y piezas musicales de significación religiosa, más en forma impresionista por los anhelos contagiosas de la gran saga de cantantes que ha desflorado por los escenarios, que por mensaje verbales de alguna significación ética o dogmática.