Lavatorio
       [472]

 
   
 

 
     Acción de lavar o lavarse, que aparece con frecuencia en la Escritura con sentido de purificación ante Dios y referencia a la pureza divina.  Pocas veces aparece el lavatorio de las manos, como en el caso de Pilatos (Mt. 27.24) o en las pretendidas tradiciones de los fariseos (Mt. 15.2). En ocasiones se habla del lavatorio de todo el cuerpo, como le mandada por Eliseo al leproso Nahamán (2 Rey. 5.14) o como ordenada el Levítico para purificarse de impurezas legales y de signos de enfer­medad como la lepra (Lev. 13, 14 y 15)
   Más frecuentemente se habla del lavatorio de los pies, gesto que en Oriente se tenía como señal de respeto al peregrino. Aparece en los patriarcas (Gen. 18. 4) y el mismo Jesús lo practicó con los discípulos (Jn. 13. 6 y ss).
   Todavía la Iglesia, en la liturgia del Jueves Santo, señala el rito de humildad del lavatorio de los pies a unos mendigos o hermanos, recordando el mensaje aludido en el Antiguo Testamento (Job.  29. 6; Cant. 5.6; Tob. 6.2) y en el Nuevo también (Jn. 13. 10 y 14; 1 Tim. 5.10).
   Aunque en la actualidad este signo pierde su sentido en una sociedad tan exquisita en la higiene corporal como la actual, se debe presentar ante los cristianos en el sentido más simbólico de la fraternidad y de la humildad, más que en la materialidad del hecho.