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Superficialidad en los juicios o en los comportamientos. Más que insulto, se trata de una descripción.
La ligereza puede ser natural, como la que se da en los niños o en personas poco instruidas cuando formulan juicios, asumen responsabilidades o se plantean sus propias opciones de vida. Y existe la menos natural, que es la manifestada por quien, por edad, cultura o responsabilidad, tienen el deber y la necesidad de manifestar ponderación, seriedad y profundidad, sobre todo si pertenecen a ciertas profesiones que la reclaman: médicos, abogados, dirigentes y sobre todo sacerdotes o educadores.
El catequista debe ser tolerante con la ligera natural. Pero debe exigir seriedad ante las acciones ligeras que perjudican a las personas o a las agrupaciones.
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