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Polémica o discrepancia entre dos partes, de las una trata de imponer su derecho, opinión o predominio sobre la otra. Pueden ser litigios o disputas personales y pueden ser litigios o debates y discrepancias grupales.
En todo litigo puede haber formas pacíficas y formas violentas de desarrollarlo. Y pueden existir modelos judiciales o modelos de avenencia.
Por eso interesa enseñar al educando a litigar con actitud cristiana. En el Evangelio hay normas claras y diversas sugerencias, pues lo litigios han acompañado la vida humana desde el principio: desde Caín y Abel (Gen. 4.3-5), Sara y Agar (Gen. 16.5), Esaú y Jacob (Gen. 25.22 y 27.14), hasta los tiempos apostólicos (Mc. 9.33; Hech. 6.1; 15.5; 15.36).
El cristiano resuelve los pleitos y los disensiones con total desinterés, incluso perdiendo lo que le corresponde, si con ello gana la paz (Mt. 5. 38-40) o la caridad fraterna. (Mt. 7.12).
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