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Cualidad o rasgo de vivir muchos años, más de lo normal en la especie humana o en los miembros de un grupo humano o raza.
En el Escritura sagrada se plantea la aceptabilidad de los años que se atribuyen a los patriarcas antediluvianos (Gen. 5. 25-32) y 11.10-26). Las cifras exactas varían entre versiones hebreas (texto masorético) y otras griegas (versión de los LXX).
La posibilidad de una longevidad antigua mayor que la actual, al menos en determinadas regiones del planeta, como son las orientales, es un dato que fácilmente es compatible con la ciencia, la antropología e incluso con la antropología.
Pero la cuantificación que aparece en la Biblia, inaceptable materialmente, no presenta ninguna dificultad si se tiene en cuenta el lenguaje oriental, el eco en la Escritura de las tradiciones y creencias populares y se evita una exégesis literal. En el contexto de las leyendas y mitos de que se nutre el Pentateuco, multitud de datos deben ser entendidos en contexto: creación, diluvio, gigantes, ángeles, fenómenos celestes y, por supuesto, personajes longevos.
Así hay que presentarlo en la catequesis, pues son aspectos secundarios en lo que a mensaje revelado se refiere. Lo primario es el misterio cristiano: presencia divina, providencia, plan salvador, elección de un pueblo, etc.
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