|
Son todos los destellos que iluminan un lugar o una reunión de personas. Ha sido esencial para la vida vegetal, animal y también humana.
Por eso la luz y las luces se hallan litúrgicamente vinculadas al mensaje cristiano, como lo estuvieron a casi todas las creencias religiosas. En la religión cristiana las luces han tenido un significado importante en las celebraciones sacramentales desde los primeros tiempos.
En el Nuevo Testamento el término luz ("fos") aparece 71 veces; dar luz, iluminar ("faino") otras 31; y términos derivados o compuesto con esa raíz otras 28. Y además, sinónimos o análogos como lámpara brilladora ("lampas") hay 30, como candelabro (("lyjno") hay 26 y luminosidad o brillo ("augadso") 6 y resplandor ("fengos") otras 3. Es decir se acercan a dos centenares las veces que se habla de la luz
No es extraño que la liturgia cristiana esté asociada a la luz: que en las eucaristías y en las celebraciones sacramentales se enciendas velas, lámparas y candelas; que ante el sagrario que conserva las especies eucarísticas deba brillar una lámpara permanente (canon 940), que en las procesiones se lleven antorchas; que a Cristo se le presente en la liturgia pascual como un blanco cirio de pura cera virgen; y que hasta a los difuntos, "que ya se hallan en la oscuridad del sepulcro", se les enciendan velas con resplandores de esperanza eterna.
En consecuencia, es conveniente educar a los cristianos en el sentido y en el valor de esos signos luminosos, los cuales va a encontrar a lo largo de la vida. La Iglesia usó desde el principio de su existencia velas y cirios, candelas y fuegos pascuales, lámparas y cuanto suponía recordar que Dios y su enviado están asociados a la luz, así como el mal y del demonio se vinculan a las tinieblas. Abandonó el recuerdo del candelabro de los siete brazos del templo (el "menorah") y multiplicó sus luminarias como signo de su misión de iluminar al mundo, según dejo claro Jesús: "Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no anda en tinieblas." (Jn. 8.12) y mando con claridad a sus seguidores: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mt. 5.14). Y "que vuestra luz resplandezca ante los hombres". (Mt 5.16 y 1 Pedr. 2.12)
|
|
|
|
|