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Habitantes católicos de la zona montañosa de Siria y Líbano, que hablan un dialecto árabe y tienen peculiar cultura.
Su nombre parece provenir del monasterio de S. Marón, en el centro de su región. Fueron siempre aguerridos luchadores contra los mahometanos y sobrevivieron a lo largo de la Historia. Tuvieron una ajetreada existencia, teñida de grandes virtudes sociales.
En sus primeros tiempos (siglo VI y VII) fueron una secta monofisita surgida junto al río Orontes. Desde el siglo VII, emigraron hacia el sur y se establecieron en las montañas del Líbano sobre todo. Desde el 1182 fueron adictos a la Sede de Roma, cuando el Patriarca de Antioquía fue un maronita y se unió al catolicismo.
Vivieron sus propias estructuras eclesiales, con su Patriarca, sus arzobispos, clero y monasterio. La emigración de finales del XIX les extendió por Europa y América del Norte.
En 1860 hubo matanzas por parte de los drusos, secta mahometana de Siria, toleradas por el Imperio turco y ello desencadenó la intervención de Francia que estableció tropas defensivas en la región, iniciado su permanencia y su influencia en la zona.
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