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Cristianos que mueren por odio a la fe, sean las víctimas conscientes o no de la motivación de su muerte y sea explícita o no su aceptación del martirio.
El término mártir significa "testigo" en griego (martyr). Desde los primero tiempos de la Iglesia hubo en su seno personas que dieron la vida por la fe. Se considera a S. Esteban, diácono (Hech. 7. 54-60), el primer mártir cristiano, después de los Santos Inocentes de Belén, y objeto de gran devoción popular.
Después, los sacrificados por no renegar de su fe cristiana, fueron legiones en todos los tiempos y en todos los lugares del universo. Ellos son los modelos de la fortaleza y los estímulos para imitar sus ejemplos.
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