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Figura de cartón, tela o sustancias plásticas, que sitúa ante la cara para simular o evocar en las representaciones dramáticas la existencia de un personaje o de un oficio determinado. El término es árabe (masjara, careta, antifaz).
El uso de simulaciones fue habitual en el teatro en todas las épocas. Fueron los griegos, que las llamaban "personas" los primeros artistas en usar estas artes decorativas y representativas en sus festividades y exhibiciones.
El juego con máscaras es un recurso interesante en la educación con procedimientos lúdicos. En general al hombre le agrada divertirse pasando por lo que no es, cuando tiene que situarse ante los demás y simular una situación diferente. Es buen procedimiento lúdico. Es la base de muchas fiestas populares y de múltiples expresiones folclóricas, como acontece en los carnavales desde los tiempos medievales.
Pero especialmente agrada al niño, cuya fantasía fácilmente se exalta, el aparentar situaciones, figuras o personajes con los cuales pueda sentirse identificado y cuya expresividad se asimila y se convierte en lenguaje de comunicación.
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