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Placa de metal en la que se acuña una imagen conmemorativa o evocativa. Las pusieron en funcionamiento los griegos, en sus acuñaciones, sin diferenciar muchos entre monedas y medallas conmemorativas, por lo que, al ser de metales nobles, servían de transación comercial.
Desde tiempos muy antiguos, tal vez hacia el siglo V, ya surgieron medallas religiosas, con imágenes de santos o de figuras celestes, que se llevaban como emblemas protectores en atención a la silueta que representaba.
Algunas medallas específicas han tenido amplia repercusión y popularidad en la Iglesia, como la "Medalla Milagrosa" que se divulgó grandemente al amparo de las comunicaciones de la misma Virgen María a Santa Catalina Labouré, Hermana de la Caridad el 27 de Noviembre de 1830.
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