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Libro litúrgico en el que se hallan consignadas las plegarias y los cánones, así como las rúbricas (indicaciones litúrgicas escritas en rojo) que se deben tener presentes en la Eucaristía. El misal fue adaptándose a los tiempos y a las formas litúrgicas de la comunidades, hasta la reforma de Gregorio VII (misal gregoriano) y sobre todo a partir del Concilio de Trento, que pidió a San Pío V que publicara el misal fijo de la Iglesia Católica, deseo que cumplió el Pontífice en 1570. El texto se mantuvo con algunas variaciones leves hasta el Concilio Vaticano II que reclamó también su renovación o adaptación a los tiempos, con una edición vaticana típica y adaptaciones aprobadas por las conferencias episcopales del mundo.
Como libro sagrado, fue siempre objeto de especial veneración y respeto. Y dio ocasión frecuente para ornamentaciones selectas y artísticas: miniaturas, dorados, enjoyados, marfiles, repujados, alardes editoriales más tarde y ediciones policromadas y otros apoyos. Con el tiempo, el misal fue complementando sus contenidos con otros libros litúrgicos: leccionarios, antifonarios, libros de peticiones, cancioneros.
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