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Virtud que nos lleva a hacer penitencia y sacrificios con el fin de amortiguar las tendencias malas que existe en el hombre. En la medida en que se mortifica la carne, según la ascética cristiana, se vivifica el espíritu y cuando la carne vive con sus inclinaciones y pasiones el espíritu se debilita. Por eso "mortificación" es sinónimo de penitencia, sacrificio, renuncia, austeridad, expiación, ofrenda a Dios de los placeres de la tierra.
El educador debe dar a entender al educando que la mortificación por sí misma no tiene sentido, como no lo tiene el buscar el sufrimiento por el mero sufrimiento, lo cual es antinatural. Pero adquiere plena significación evangélica cuando se trata de fortalecer la voluntad. Sin esa actitud no se puede vivir el Evangelio tal como Jesús lo anunció con su palabra y sobre todo con su ejemplo.
La mortificación sin referencia al sacrificio redentor de Cristo, a su muerte y resurrección carece de justificación. Ante el crucifijo se descubre su realidad espiritual y su proyección salvífica. ( Ver Penitencia)
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