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Unidades cósmicas de millones de estrellas y materiales interestelares que se acumulan, tal vez por millones y millones, en el inmenso espacio del universo.
Se clasifican en brillantes y oscuras según el modo emisor de la energía que emiten y que llega a ser captada desde la tierra, lo que nos permite conocer su existencia y teorizar sobre su naturaleza y su estructura.
Las nebulosas suelen tener forma de anillo y aspecto espiral tal vez por el movimiento giratorio que imprmió a la materia cósmica, estrellas y materia o polvo intranebuloso, la primera explosión (big bang) que dio origen al universo activo, completado por el big cranch o repliegue reactivo al big bang que mantendrá dinámico el universo cósmico.
La tierra pertenece a una nebulosa, a la que denominamos Vía láctea (en clave mitológica griega, por la leche derramada por Zeus al morder el pecho de su nodriza) o "Camino de Santiago" en término cristiano de los peregrinos del Apóstol. Es nebulosa pequeña en el cosmos y es visible en nuestro "cielo" en las noches claras. En ésta, que parece ser de las menores hoy conocidas, como en las demás, millones de estrellas, o enjambres de estrellas flotan y se relacionan. El sol es una de ellas, de tamaño muy modesto. Y cada estrella puede tener fragmentos materiales girando en su entorno, que son los planetas, como lo es la tierra. Y muchos planetas poseen satélites en su entorno, como lo es la Luna.
Toda esta consideración hace siempre pensar en la grandeza de un Creador Supremo que hizo de la nada toda esa inmensa realidad. Y admira que el hombre, ser diminuto, viva en un lugar tan minúsculo como es la tierra, desde donde puede investigar, conocer y teorizar sobre ese inmenso espacio en el que se mueven los astros.
Este, y otros temas afines, resultan plataformas inmejorables para la reflexión teológica con los catequizandos un poco mayor e inteligentes. Sobre todo permite sembrar interrogantes para cuando lleguen dudas sobre Dios, sobre su acción misteriosa en el mundo de los seres y de las personas y para dejar en las conciencias un mensaje claro sobre la importancia del hombre ante la Providencia divina.
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