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Período de nueve días, también llamado "novenario", que se dedica a preparar espiritual y materialmente una fiesta, una conmemoración o un acontecimiento.
La costumbre de preparar los hechos religiosos con una novena se impuso desde tiempos medievales y se organizó como un itinerario con determinadas plegarias y en ocasiones ritos purificatorios o determinadas obras de penitencia o de caridad.
Tal vez desde al siglo XIV ya se celebraban novenas de preparación, dada la sensibilidad personalista que el humanismo imprime y que los jeronimianos al estilo de Tomás de Kempis difunde.
El número nueve tal vez surgiera en honor de los nueve coros angélicos. Por eso el novenario tuvo más fortuna que el octavario, el septenario o el triduo.
Por extensión se denominaron "novenas" a las hojas o folletos publicados con profusión con las plegarias comunes para los nueve días y alguna específica para cada jornada. Hubo muchos autores ascéticos, fundadores y santos que compusieron diversas novenas, que incluso explicaron a su manera.
En la piedad cristiana algunas de las novenas se divulgaron grandemente: las destinadas al Sdo. Corazón y a diversas advocaciones marianas fueron las más frecuentadas por los fieles. Algunas cobraron cierta difusión en el pueblo cristiano: las dedicadas a S. José, las destinadas a las alma del Purgatorio, las ofrecidas a diversos santos, como S. Antonio de Padua, S. Francisco y de San Nicolás. A san Francisco Javier se atribuye la "novena de la gracia" para pedir a Dios un milagro. Parece que fue el mismo santo el que en 1634 la introdujo al obtener una curación milagrosa en Nápoles, lo que motivo a los jesuitas a considerarla como propia. Muchas novenas fueron fomentadas con beneficios espirituales, como las indulgencia concedidas por los pontífices, y con bendiciones de las jerarquías eclesiales
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