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Organos de la audición. Simbólicamente es la capacidad de percibir las llamadas interiores de Dios.
En el Nuevo Testamento los oídos se presentan como un camino para escuchar la Palabra de Dios (Mt. 11.15, en referencia a Is. 50.4). Y se presenta el modo como Jesús curaba a los sordos (Mc. 7. 34) y las insistentes sugerencias apostólicas de que no basta oír, sino que hay que cumplirla con amor: Hech. 7.51; Rom. 11.8; Sant. 5.4; 1. Pedr. 3.12
Son 43 las veces que se citan los oídos (orejas) como órganos corporales en el Nuevo Testamento, Y nada menos que 508 son las referencias al oír, escuchar percibir, recibir, enterarse (akuo, hyp-akuo, eis-akuo) como acción interesada de los hombres. Es normal esta abundancia de expresiones tratándose de la Escritura Sagrada, que estaba hecha no para la lectura directa de los fieles (analfabetos en su mayor parte) sino para ser "oída y escuchada".
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