Padecimientos
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        Los sufrimientos que nos vienen en la vida tenemos que asumirlos como condición de la existencia, bien por sentido común y natural, bien por una visión cristiana, dándolos sentido a la luz de los padecimientos de Jesús.
   San Pablo prefiere esta segunda visión cuando habla de "la virtud que hay en los padecimientos del cristiano" (1 Pedr. 2.20; Filip. 1. 27-30: 2 Cor. 1.3-4). El mismo Apóstol dejaría bien clara la directriz cristiana ante el sufrimiento: "Tengo por cierto que los padecimientos del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse en nosotros" (Rom. 8. 18).
   Nuestra esperanza ante todo lo que resulta "padecimiento" se ha de fundar en Jesucristo y en la unión con su pasión. Sólo desde la cruz hay una respuesta cristiana ante el dolor.