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           Tierra  de los Filisteos, según el nombre que pusieron los romanos primero a la tierra  de Gaza, donde se habían asentado los primitivos palestinos, los filisteos o  pueblos del mar, al ser rechazados por Egipto. Luego lo aplicaron a Judea y al  territorio de Israel, incluida Samaria y Galilea, con el fin de unificar la Provincia dependiente de  Siria. Según los judíos de la diáspora quisieron borrar hasta el nombre del  pueblo rebelde a Roma, que quedó vencido por Tito y arruinado para siempre. 
    Ese  nombre se conserva hoy, después de todos los avatares históricos, en la  "Unidad nacional Palestina" en lucha desde 1948 con el Estado de  Israel. Es el pueblo, germen de un futuro e hipotético Estado, formado con los  habitantes de los territorios ocupados por Israel y arrinconados en la tierra  de Gaza y en la Cisjordania de tiempos pasados. 
    Conviene  en los planteamientos bíblicos y religiosos no confundir la Palestina histórica y la Palestina actual, como  no es identificable el Israel bíblico o el pueblo judío de la Biblia con las entidades  políticas y sociales actuales, aunque confluyan todas las consideraciones en  las tierras que habitaron los cananeos, en las que fueron peregrinos los  Patriarcas, en las que se establecieron las tribus israelitas emigradas de  Egipto, en las que David estableció su Reino dividido luego en Israel y Judá,  en los territorios que recuperaron los Macabeos y en los que anunció el  mensaje salvador Jesús de Nazareth, obrero en Galilea, profeta en Samaria y la Decápolis, rechazado y  crucificado en Jerusalén, centro de Judea. 
          Los Santos Lugares" para los  judíos, los cristianos y los mahometanos, constituyen todavía un desafío en  los tiempos actuales, como lo han sido desde hace cuatro milenios al encontrarse  enclavados entre las cuencas de las dos grandes culturas de la antigüedad: la  del Valle del Nilo (Egipto) y la región de Mesopotsamia, entre el Eufrates y el  Tigris (caldeos, babilonios, asirios, arameos, persas, griegos helenistas, romanos). 
      En la  formación cristiana y bíblica conviene hacer la diferencia entre los conceptos  históricos y religiosos y los hechos políticos y sociales de los tiempos  actuales. Es distinción a la que no están dados los lenguajes periodísticos.  Pase lo que pase con los pueblos actuales de la región, la historia del territorio  geográfico en el que aconteció la   Historia de la   Salvación marcará un camino humano, como el otro fue divino.  Serás dos realidades diferentes y como tales tienen que ser presentadas sin  confusión. 
        
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