Temor exagerado a personas, acciones o situaciones. Suele ser distorsionante de la personalidad y del equilibro interior. Es fronterizo con patologías, por la influencia de la fantasía y el desajuste de la afectividad.
También en terrenos religiosos puede surgir el pánico: a la soledad, al abandono divino, al infierno. Ni que decir tiene que no es un valor religioso, sino un trastorno espiritual si se da en esos aspectos religiosos.