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Es el término tradicional griego para titular los dos libros de Crónicas que en la Biblia complementan y parafrasean los libros de los Reyes. El nombre de "Crónicas de toda la Historia divina" para ambos se lo asignó S. Jerónimo. El de Paralipómenos (las cosas omitidas) lo usaron ya antes de Cristo los traductores de la llamada Versión de los LXX. Ha sido el tradicional, aunque en tiempos recientes se vuelve al de Crónicas y se olvidó, incluso entre los modernos rabinos judíos el original hebreo que decía "Acontecimientos de los días"
Los libros son probablemente una sencilla recopilación tardía de hechos que se conservaron por tradición o en documentos antiguos.
Al hilo de los libros de los Reyes, alguien redactó en el entorno del Templo de Jerusalén una Historia de los hombres. Los dos Paralipómenos constituyeron una unidad inicial, que luego se separó en dos textos complementarios.
Salvo algunos añadidos tardíos, fueron redactados estos textos entre el 300 y el 200, ya en pleno vigor helenístico (en 325 murió Alejandro Magno).
Los datos son básicamente históricos y documentados, tomados de los libros sagrados ya escritos, pero completados con otras fuentes, hoy perdidas. Están vistos por el piadoso levita que redactó el relato bajo la persuasión de que Dios protegía a su pueblo, a pesar de la pequeñez a que había llegado. Se advierte con claridad el esfuerzo por complementar desde su óptica los datos de los otros libros sagrado que conoce y usa.
En la Biblia hebrea entraron sin dificultad. Y de ella pasaron a la cristiana, donde se consideraron siempre inspirados.
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