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Actividad o ciencia que estudia los hechos, capacidades o energías mentales o volitivas que rozan los procesos psíquicos: telepatía, telecinesia, clarividencia, radiestesia, percepción extrasensorial y otros similares.
Estos fenómenos responden a fuerzas o capacidades captativas o dinámicas que con frecuencia no se explican por leyes físicas normales, pero que son innegables por cuanto suceden de forma demostrable en personas que no sugieren ninguna causalidad sobrenatural y los entienden como hechos empíricos.
El que en la Historia hayan estado muchas veces asociados a la idea de brujería, diabolismo, espiritismo, magia, desacreditó su carácter científico. Pero, al organizar el psicólogo McDougall en la Universidad de Duke (USA) un Departamento para su análisis científico y elaborar análisis experimentales sobre los mismos, los situó como desafío objetivo y los hizo pasar del terreno de las habilidades ocultistas al de los desafíos científicos.
Estrictamente no pertenecen al terreno de la psicología, pero rozan las capacidades psíquicas de la persona y crean interrogantes. Hay que seguir investigando su naturaleza a nivel antropológico y científico.
Tienen también cierto interés en el terreno religioso, por cuanto con frecuencia se hallan en conexión de determinados fenómenos místicos o aparentemente espirituales: visiones y apariciones, adivinación, fenómenos parafísicos o cósmicos o parafisiológicos (levitación, traslocación, alteración térmica corporal).
Al ser difícil discernir si son hechos sobrenaturales auténticos (divinos o diabólicos) o proceden de energías parapsicológicas, incomprensibles para los protagonistas e imprecisables para los testigos cercanos, requieren tacto singular cuando son juzgados o tratados.
Educativamente son hechos intrascendentes, a pesar de la curiosidad que suscitan en personas crédulas. Pero la realidad de su existencia y cierta resonancia en la hagiografía cristiana los convierten en temática ineludible en una buena educación.
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