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Actitud y actividad de colaborar con los demás o de tomar parte en una empresa y proyecto. En educación, como en todo tipo de producción rentable, se habla de la necesidad de participación. Y lo mismo se hace en los ámbitos educativos religiosos, en donde la participación es condición de eficacia y acierto. Con todo es bueno recordar los distintos grados de participación que pueden darse y la necesidad de discernir los más convenientes en cada ámbito y tiempo, para aplicar en cada caso la más conveniente.
- Es participación informativa la que sólo informa quien manda a los que deben obedecer.
- Es participación colaborativa, la que añade a la información la petición de colaboración y sugiere cauces para que sea libre, voluntaria y eficaz.
- Es participación cogestiva, la que implica responsabilidad repartida y compartida, solidaria y proporcional a los derechos y deberes de cada parte.
- Es participación autogestiva la que depende en las decisiones mayoritarias expuestas democráticamente de manera igualitaria y en virtud de criterios justos de proporcionalidad.
La participación en las tareas educativas, y sobre todo en el cumplimiento de los objetivos básicos de las mismas, es condición de eficacia. Para que sea auténtica tiene que ser inteligente. Sólo es tal si se sabe huir por igual de la dictadura y de la demagogia. Una participación falaz es la que provoca expectativas que luego no se van a cumplir. Y es manipuladora la que condciona las decisiones, no a la conveniencia de los que participan, sino a los intereses de quienes gobiernan la comunidad.
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