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Cualidad humana del poder padecer o sufrir. Aplicada esta posibilidad a Cristo, es conveniente recordar que Cristo como hombre podía sufrir, pero Cristo como Dios es esencialmente impasible. Es infinito, eterno, inmutable.
En su naturaleza divina ni el dolor, ni la esperanza ni el arrepentimiento tienen cabida. Por eso la redención por el misterioso sufrimiento de la pasión hace referencia a su naturaleza humana, la cual al está hipostáticamente (personalmente) unida a su divinidad. Es la que da valor infinito a todas sus acciones.
En la presentación catequística de la pasión y de la pasibilidad de Jesús es conveniente resaltar ese rasgo de su divinidad, evitando insistir sólo el sufrimiento, que resalta su naturaleza humana, sin dejar claro su realidad divina, que es lo que explica en lo posible el misterio de la redención. Los niños pequeños no alcanzan esta dimensión, pero los ya mayores pueden asomarse por este camino al misterio del Verbo encarnado.
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