Patrono
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        En lenguaje religioso el que ejerce una misión o función de protección celeste de las personas o de las actividades. Es una creencia arraigada en la piedad popular.
  Ni se les debe menospreciar so pretexto de ser supersticiones ingenuas y propias de mentes crédulas; ni se les debe mitificar, creyendo que son avales seguros para los deseos ordinariamente muy terrenos de quienes les invocan.
   Los patronatos celestes han sido muchos. Algunas referencias pueden ser ilustrativas. Los más populares pueden distinguirse entre los que ha pro­clama­do la Sta. Sede en los dos últimos siglos y los que ha consagrado la piedad popular.
  +  Entre los primeros, se pueden citar una decena de figuras significativas:
  - S. José, de la Iglesia universal, por el Decreto "Qaemadmodum Deus" de Pío IX del 8 de diciembre de 1870.
  - S. Francisco Javier, de la misiones católicas Pío X. Carta "In Apostolicum", del 25 Marzo de 1904.
  - S. Luis Gonzaga, de la Juventud, por Benedicto XIII con la Carta "Apostolicae Servitu­tis" del 21 Junio 1725.
  - San Juan de Dios y San Camilo de Lelis, de enfermos y hospitales, por León XIII con el Breve "Dives in Misericordiam" del 22 de Junio de 1886.
  - S. Vicente de Paúl, de las Obras de Caridad, por León XIII con la carta "Cum multa” del 12 de Mayo de 1885.
  - Sto. Tomás de Aquino, de las Escuelas y Universidades Católicas, por Carta apostólica "Cum hoc sit", de León XII el 4 de Agos­to de 1888.
  - San Pedro Claver, de las misiones con negros, por León XIII  en 1896.
  - S. Pascual Bailón, de los Congresos eucarísticos León XIII por la Carta apos­tólica "Providentisimus Deus" del 28 de Noviembre de 1897.
  - S. Juan Bta. de La Salle, patrono de los maestros cristianos por el Breve "Quod ait" del 15 de Mayo de 1951.
  + Entre los Patronos y modelos de algunas profesiones que el pueblo creyente se ha ido perfilando se pueden citar los más divulgado:
  - De los labradores, San Isidro.
  - De los conductores, S. Cristóbal.
  - De las madres, Sta. Mónica.
  - De los cocineros. Santa Marta.
  - De sastres, Santos Crispín y Crispianiano.
  - De los pintores. S. Lucas Evangelista.
  - De los cirujanos, Santos Cosme y Damián.
  - De los toreros, S. Pedro Regalado.
  - De los enamorados, S. Valentín.
  - De los peregrinos, Santiago Apóstol.
  Los cientos de patronatos celestes que se atribuyen a los santos deben ser objeto de alguna reflexión y formación en la gente sencilla, pues con facilidad se incurre en la superstición. Basten algunos ejemplos:
  - San Blas no arregla las espinas que se han quedado en la garganta, aunque no está mal el rezar al santo, pues tal vez, al decir palabras en alta voz se alivie la zona gutural en la que se han clavado.
  - San Antonio no recupera los objetos perdidos por muchos padresnuetros que se le recen, aunque el rezarlos puede ayudar a estimular la memoria subconsciente e iluminar la mente en cierto momento de la búsqueda.
  - Y mucho menos Santa Rita, patrona de los imposibles, resuelve lo que se debe conseguir con medios naturales y con previsión. Pero, si el rezar desencadena sentimientos de autoconfianza, puede ser que Sta. Rita resulte eficaz.
   Estos ejemplos pueden dar la pista para limpiar la fe de creencias ingenuas y entender que los santos ayudan si nos ayudamos a nosotros mismos.