Pentecostés
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          Conmemoración festiva de la venida del Espíritu Santo, prometido por Jesús, y que bíblicamente se relaciona con la festividad judía de "Pentecostés", aunque tengan ambas fiestas diferencias de con­te­nido por la similitud del término (penta, cincuenta y ekostos, jornada)
   Los judíos celebraban las "fiesta de las semanas" a los cincuenta días de la Pascua. Se la denominaba así; pero sobre todo se la describía como fiesta de las tiendas o de las cosechas. Era jornada de agradecimiento por las cosechas. (Ex. 34.22 y Num. 28.26) recibidas de Dios. Era las segunda fiesta en impor­tancia del calendario (Tob. 2.1; 2 Mac. 12.31). Se presentó como fiesta ordenada por el mismo Dios (Ex. 24. 23; Deut. 16. 11) y de naturaleza agraria. Pero, después de la Cautividad, se convirtió en jornada conmemorativa de la Ley del Sinaí y se cargó de mayor significado teológico. En este sentido la vivió Jesús y continuó celebrándose en los ámbitos judíos durante siglos.
   Sin embargo, entre los cristianos pronto se conmemoró con esta fiesta la venida del Espíritu Santo a los cincuenta días después de la Resurrección de Cristo y se abandonó el sentido judaico. En el Nuevo Testamento sólo cuatro veces se cita este nombre (Hech. 2.1 y 20.16; 1 Cor. 16.6; Hebr. 12.22)
   Probablemente se celebró en la Iglesia desde tiempos apostólicos. Con todo, documentalmente sólo consta como festividad cristiana a partir del siglo II. Tertuliano (De Baut. 19) habla de ella y el escrito de las "Constituciones Apostóli­cas (V. 12. 17) también la describe. Luego la Iglesia la solemnizó con una liturgia hermosa, como era normal tratándose de la Tercera Persona de la Stma. Trinidad. Se elevaron himnos solemnes, como el "Veni Creator" o el "Veni Sancte Spiritus", que fueron las plegarias más significativas del Espíritu Santo. (Ver Espíritu Santo 6)